María José Vega tiene 30 años y hace unos meses le diagnosticaron cáncer con metástasis en huesos y pulmones; una verdadera prueba de fuego en esta vida. Vive en Viale, tiene dos hijos, un nene de 13 años y una nena de 9, vive con ellos y su madre. Ella vino de La Paz para ayudar en el cuidado de los chicos, sobre todo cuando María José viaja para efectuar sus quimioterapias.

“Desde que me diagnosticaron cáncer, dejé de trabajar porque no puedo caminar ni dos cuadras ya que me canso, me fatigo. El papá de mi hijo me ayuda con lo que corresponde pero no alcanza, en el último trabajo que tuve fue en una rotisería”, remarcó en diálogo con El Observador.

La historia arrancó hace unos tres años cuando “tuve cáncer de útero que fue operable y no tuve que hacer quimio. Igualmente seguí con los controles por dos años más. Cuando estaba por terminar, me diagnosticaron cáncer de pulmón, esto hace unos 5 meses. Comencé a hacerme ver por un oncólogo y con quimioterapia; pero a los dos meses me diagnosticaron cáncer de hueso. Estoy en pleno tratamiento”.

“Majo” se atiende en el Hospital “San Martín”, donde las quimio son gratuitas pero al no poseer obra social, debe afrontar gastos importantes en el tratamiento alternativo que realiza y la medicación que recibe, entre otras cosas para calmar el dolor óseo.

“Tengo los dos pulmones tomados, en huesos, costillas y hace poco me hice una tomografía porque al parecer tengo un tumor más que me afecta un brazo y un ojo”, especificó. “Por un lado me trato para el dolor porque es mucho el malestar que causa el cáncer de hueso, a la vez viajo al Instituto ‘Crescenti’ de Buenos Aires (Inmuno Oncológico) donde cada consulta cuesta $4.000 más la caja de medicamento (Complejo Antioxidante) que me dura un mes y ronda los $30.000”.

La situación no es nada sencilla, debe hacer frente a un complejo problema de salud, tiene dos hijos, los gastos diarios de vida y los tratamientos correspondientes. Por este motivo, efectúa diversas acciones para reunir fondos apelando a la solidaridad vialense. “He vendido pata muslo con ensaladas, pañuelitos, rifas y demás. Voy variando y me ayudan muchísimo, gente que no conozco se ha ofrecido a ayudarme, Viale es un excelente pueblo en ese sentido. Hasta me han comprado rifa sin querer el número, me han donado dinero para colaborar”, resaltó.

María José alquila en barrio Solidaridad lo cual también se suma al gasto mensual. Se realiza las quimio en Paraná a donde viaja tres veces por mes y el descanso entre una y otra varía de acuerdo al efecto que cause en el organismo. Va en colectivo y vuelve con su cuñado, siempre “acompañada por mi hermana” enfatizó.

Una prueba de fuego, una batalla que afronta con entereza aunque haya momentos en los que esos brazos pesen más de la cuenta y caigan hasta el piso. Seguirá adelante aunque el alma se sienta muy golpeada. Sacará fuerzas de donde no se pueda para combatir esta enfermedad, siempre pensando en sus hijos, grandes inspiraciones y motivos para seguir peleando hasta sortear estos obstáculos.

Por Mauricio Jacob Desde Crespo